Es oportuno que cincuenta años después volvamos a reflexionar sobre los dones de María al Carmelo y reflexionemos sobre su significado para nosotros y para la Iglesia de hoy. Con amor ardiente cuando considera la maternidad espiritual de María hacia todos los miembros del cuerpo místico. Así actúa la Iglesia en la Liturgia cuando con san jose fe escucha, acepta, proclama y venera la Palabra de Dios, la distribuye a los fieles como Pan de Vida y a la luz de ella interpreta los signos de los tiempos. Ella es un ejemplo de esa disposición interior con la que la Iglesia, el Esposo Amado, estrechamente asociada a su Señor, invoca a Cristo y por él adora al Padre Eterno.
Ella lo cuidó, con mansedumbre y humildad, que son las grandes virtudes de las madres. Juan XXIII es el «Papa del Concilio», un acontecimiento que marcó un giro positivo en la Iglesia, en las comunidades cristianas y en las relaciones eclesiales con el mundo y con los hombres de hoy. Su tradicional piedad mariana lo acompañará durante toda su larga vida.
Iglesia Católica
Para la iglesia, también es un momento para comenzar un nuevo calendario. Con la primera semana de Adviento, la iglesia comienza de nuevo su año litúrgico, donde recuerda los eventos salvadores de nuestra salvación realizados por Jesús. La temporada de Adviento es un momento para prepararse para la celebración de la Navidad, el nacimiento de Jesús.
El árbol de Navidad se ve mientras el Papa Francisco dirige la oración del Ángelus desde la ventana de su estudio con vista a la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 2 de diciembre. El Papa encendió una vela de Adviento mientras lanzaba la campaña de Navidad, “Velas por la paz en Siria, ”Una iniciativa de Ayuda a la Iglesia Necesitada. La virtud que distingue principalmente a una mujer, dijo el Papa Francisco, es la ternura, como la ternura de María, cuando ella «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre».
La Virgen María, nuestra Madre, Patrona y Hermana, es sin duda uno de los grandes dones que hemos recibido de Dios y compartimos con la Iglesia. Existe una preocupación generalizada en todas las ramas de nuestra Familia Carmelita por renovar la teología y la espiritualidad, la devoción y el amor de María. Durante muchos siglos, nuestra devoción y amor por ella se ha centrado en el Escapulario Marrón del Carmelo. Nuestros hermanos y hermanas mayores recordarán la celebración en 1951 del 700 aniversario del Escapulario, marcada por un cálido elogio del Papa Pío XII en la carta que envió a los Superiores Generales de las Órdenes, Neminem profecto latet.
Al renovar la consagración del mundo a María en la fiesta de la Anunciación de 1984, el Papa Juan Pablo II utilizó la palabra «encomienda». En otras ocasiones ha hablado de pertenencia a María, dedicación, recomendación, servicio y puesta en sus manos. Podemos ver esta encomienda como apartada en el Carmelo de María y llamada a la contemplación y la oración. Aunque la consagración o la encomienda a María puede ser muy útil para presentar el Escapulario, existen muchas otras formas en todo el Carmelo.
Santa envidia ¿Cómo institucionalizado …
María es la Virgen atenta que recibe con Fe la Palabra de Dios, esa fe que en su caso fue puerta y camino de la maternidad divina. No todas las familias en estos días están formadas por padre, madre e hijo. Pero independientemente de la composición, todas nuestras familias pueden parecerse a la Sagrada Familia al vivir vidas de amor, fe, justicia y fidelidad a la voluntad de Dios. En cuanto a la oración, quizás el Ángelus sea más adecuado para la temporada de Adviento. El Ángelus utiliza el encuentro de María con el Arcángel Gabriel, recordando el mensaje del ángel, la respuesta de María y la Encarnación resultante.
Cualquier revitalización del Escapulario Carmelita exige que lo consideremos dentro del contexto más amplio de la relación del Carmelo con María. Según nuestros santos, lo importante es la intimidad personal con la Madre de Dios y el compromiso de tomarla como modelo del discipulado cristiano. Los temas principales de Madre, Patrona, Hermana y Ejemplar, pueden llevarnos a un conocimiento más profundo de María y a una relación más profunda con ella. Sólo desde esta perspectiva se puede asumir el Escapulario como un signo que favorece el crecimiento espiritual en la vida cristiana.
La noción de María como modelo de discipulado es muy antigua en la Iglesia. Se encuentra en todas las épocas de la historia del Carmelo. Nuestros autores antiguos y modernos buscan mostrar que María es modelo precisamente de nuestra vida carmelita. Así, John Baconthorpe (m. Hacia 1348) escribió un oraciones a la virgen maria comentario sobre la Regla Carmelita en el que destacó la similitud entre la vida de María y la del Carmelita. Con el tiempo esta conciencia del vínculo entre María y el Carmelo se desarrolló en las representaciones artísticas, de modo que María es representada vestida con un hábito carmelita.
La temporada de Adviento es un momento para contrarrestar esto enfocándose en el nacimiento de Jesús y lo que eso significa para toda la humanidad. Es importante recordar que el Adviento es una observancia penitencial. El Adviento también es un tiempo de oración, ayuno y limosna.
- Una vez establecida esta diferencia sustancial, no es difícil comprender que el Rosario es un ejercicio de piedad que extrae su fuerza motivadora de la liturgia y conduce naturalmente a ella, si se practica de acuerdo con su inspiración original.
- Este último, mediante la contemplación devota, recuerda estos mismos misterios a la mente de la persona que ora y estimula la voluntad de extraer de ellos las normas de vida.
- La conmemoración en la liturgia y la conmemoración contemplativa propia del Rosario, aunque existen en planos de realidad esencialmente diferentes, tienen por objeto los mismos acontecimientos salvíficos realizados por Cristo.
- El primero presenta de nuevo, bajo el velo de signos y operativo de manera oculta, los grandes misterios de nuestra Redención.
Muchos hablan del Escapulario en el contexto de la evangelización. La aceptación del Escapulario puede ser un punto culminante en la historia de conversión de individuos y comunidades. El Escapulario también se puede ver en el rico contexto de la piedad popular, aprobado por el Papa Pablo VI en su exhortación apostólica de evangelización, Evangelii nuntiandi, y recomendado san jose por la Conferencia de Obispos de América Latina en Puebla. Quienes llevan el Escapulario están expresando que no son autosuficientes y que necesitan la ayuda divina, que en este caso buscan por intercesión de María. A través del Escapulario se acercan a ella que «ocupa un lugar en la Iglesia, que es la más alta después de Cristo y también la más cercana a nosotros».